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04 noviembre, 2005

Llegada de Ozzie Guillen



Cuando el entrevistador de una de las cadenas internacionales que cubría el triunfo de los Medias Blancas de Chicago en la Serie Mundial 2005 hace pocos días, despidió la transmisión pidiéndole al manager campeón, el venezolano Oswaldo Guillen, que dirigiera unas palabras en español al público latinoamericano que seguía la señal deportiva, el rápido hablar en inglés, a velocidad de ametralladora de “Ozzie” se detuvo, y desde su pecho surgieron apenas dos palabras con voz quebrada: “Viva Venezuela”.

Este gesto, tan conmovedor como memorable para los venezolanos, quedó pálido ante la avalancha informativa y la súper celebración que generó el triunfo de 4 victorias corridas de los patiblancos tras una sequía en series mundiales de 88 años. Ayer, en el auditórium del Centro Empresarial Polar, el más dicharachero de los integrantes del Team Pepsi, acompañado por su esposa Ibis y sus hijos Oswaldo y Ozney, recibió una primera bienvenida a casa, no solamente con el reconocimiento de la prensa, sino también de varios cientos de empleados de Empresas Polar que, haciendo un alto en sus labores, se acercaron a la instalación con capacidad para 750 personas, para ofrecerle su aplauso y reconocimiento a este venezolano singular, que recordó con su inteligencia y buen humor que el beisbol se juega mejor cuando es pura diversión y que trajo al país el trofeo conquistado por los patiblancos en el más reciente clásico de octubre.

Tomó la palabra Guillén para destacar su complacencia por regresar al país. “Me siento orgulloso de estar aquí con ustedes y de darle un poco de alegría a nuestro país que tanto la necesita”, aseguró. “Como se los prometí, aquí está el trofeo. Por primera vez un galardón de este tipo sale de Estados Unidos. Lo conseguí porque comprometí al comisionado en una transmisión de televisión a nivel nacional en Estados Unidos. Le dije que no se preocupara que esa joya estaría segura, que más peligro corría cuando los peloteros están celebrando con él en alto después de ganar el último partido”.

Guillén se convirtió en el primer manager latinoamericano de un equipo de las Grandes Ligas que consigue titularse campeón de una Serie Mundial, después de que los Medias Blancas de Chicago barrieran en cuatro juegos durante el “clásico de octubre” a los Astros de Houston en la recién finalizada temporada 2005. Una hazaña histórica para el beisbol de Latinoamérica y de Venezuela de la mano de “Ozzie”.

“Fue una tremenda experiencia. Creo que cumplí con Venezuela, involucré al país en casi todas las intervenciones que tuve en los medios internacionales durante toda la postemporada. Me arropaba con la bandera de Venezuela”, puntualizó el estratega.


VOY A VENEZUELA

También se refirió a la buena oportunidad que tendrá la selección nacional que intervendrá en marzo próximo en el primer Clásico Mundial de Beisbol, en el cual nuestro país competirá en la primera fase contra Australia, Italia y República Dominicana y lamentó que no puede dirigir al equipo porque para esa fecha tiene que estar en los entrenamientos primaverales de los Medias Blancas y las reglas establecidas por los organizadores del Clàsico no le permiten dirigir al conjunto criollo.

“Voy a Venezuela, de eso pueden estar seguros. Vamos a tener un buen equipo, siempre y cuando lo ensamblen como debe ser. Contamos con el mejor staff de pitcheo. Lo que pasa es que hay que escoger a los mejores jugadores y no a los más populares”. Entre otros comentarios vinculados a los posibles integrantes del dream team venezolano, Guillén respondió a una pregunta sobre Johan Santana, calificándolo como el mejor pitcher que hace carrera actualmente en las Grandes Ligas. “Una vez, me encontré con su papá y le dije que lo iba a secuestrar, porque me tenía loco. Ese muchacho es un dolor de cabeza para mí. Me ganó todos los juegos que me lanzó. Incluso cuando se saltó la rotación de los Mellizos para que Santana lanzara contra Freddy (García), le dije a Freddy que lo llamara por teléfono y le preguntara si tenía algo personal contra mí. Ese muchacho es un gran pitcher y no recibió el respaldo de su equipo, por lo que creo que no va a tener mucho chance de repetir el Cy Young…en realidad menos mal que su equipo no lo ayudó, porque si jugaban mejor, creo que hubiesemos seguido de segundos en la división (central de la Liga Americana)”.

A medida que avanzó la reunión con los medios, Guillén entraba en calor con su habitual elocuencia. La ronda de preguntas fue interrumpida para darle una sorpresa. Al fondo del auditorio apareció la figura de don Ernesto Aparicio, hermano de Luis “El Grande” y tío de Luisito (Luis Ernesto Aparicio, el hall de la fama venezolano), quien fue uno de los primeros consejeros que tuvo Guillén cuando jugaba béisbol menor en Los Teques a mediados de los años setenta.

“No me esperaba esta visita. El viejo Aparicio tiene un lugar muy especial en mi carrera, les agradezco que lo hayan traído aquí hoy. La verdad es que esto vale más que eso”, sentenció mientras señalaba el trofeo de Serie Mundial y el auditorio volvió a estallar en aplausos.

Guillén jugó en las Grandes Ligas desde 1985 hasta el año 2000, período en el que vistió los uniformes de los Medias Blancas (durante 13 temporadas), Orioles de Baltimore (1998), Bravos de Atlanta (1999) y Mantarrayas de Tampa Bay (2000). Posteriormente comenzó su andar en cargos técnicos, como coach de los Expos de Montreal (2001) y de los Marlins de Florida (2002-2003), equipo con el cual logró conquistar su primer anillo de Serie Mundial como técnico. “Fue con los Marlins de Florida donde pensé más como manager que como coach. Me preparé en aquel momento y sin duda que me sirvió”, dijo hace un año cuando, también en una rueda de prensa que ofreció en Empresas Polar, celebró su llegada al cargo de piloto del equipo de los Medias Blancas de Chicago.

Hasta el 2004, Oswaldo Guillen no contaba con experiencia como dirigente de beisbol organizado ni en Venezuela ni en los Estados Unidos. En aquel entonces aseguró que los 23 años de carrera en el beisbol de Venezuela y de las Grandes Ligas lo ayudaron a prepararse para dirigir.

Guillén, de 41 años, llegó a la dirección de los Medias Blancas de Chicago el año pasado y prometió llevar a su equipo al sitial más alto, contra todo pronóstico. Su nombre ahora figura entre los mejores. Los medios estadounidenses aseguran que no fue su sentido del humor lo que lo hizo merecedor de este cargo, sino las ideas impresionantes que le presentó al gerente general Kenny Williams para aquel momento.

Le bastó tan solo un año de experiencia como manager para brindarle una enorme alegría a los aficionados de los Medias Blancas, a Venezuela y a toda Latinoamérica. Era conocido su trabajo como coach, pues alcanzó con los Marlins de Florida, en el 2003, su primer anillo de Serie Mundial, aunque el merecimiento lo obtuvo ejerciendo por fuera de las rayas de cal del terreno de juego. Su actividad como asesor técnico no se limita a haber estado al lado de Jack McKeon (2003), también estuvo con Tony LaRussa y Boby Cox.

Los Medias Blancas nombraron a Guillén manager el 3 de noviembre de 2003, después de considerar las opciones de dirigentes de experiencia como Cito Gaston (Toronto), quien cuenta con dos Series Mundiales en su registro personal en 1992 y 1993, y Nick Leyva (Filadelfia).

Para aquel momento, sólo conversó con la directiva para expresarle lo que opina del beisbol, “fui a decirles lo que me gusta hacer y como me divierto con eso. Además de algunas verdades. Ellos me creyeron y me dieron el cargo”, puntualizó el dirigente mirandino que se convirtió en el trigésimo séptimo estratega de la franquicia de Chicago.

En su primer año dejó marca de 83-79 y ocupó la segunda casilla en la División Central de la Liga Americana, mientras que en la segunda campaña registró balance de de 99-63 para igualar el segundo mejor récord en la historia del equipo.

Los Medias Blancas de 2005 ganaron su división de punta a punta. Estuvieron como líderes a lo largo de los 182 días que duró la temporada y terminaron el calendario regular con 36 victorias por encima del promedio de .500 en ganados y perdidos. Fueron el primer equipo de la Liga Americana que llegó a 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80 y 90 éxitos y en tres ocasiones llegaron a tejer cadenas de ocho triunfos seguidos. Su récord de 57-29 en la primera mitad de la campaña es el mejor en la historia del club. Dejaron marca de 17-7 en abril, 18-10 en mayo, 18-7 en junio, 15-11 en julio, 12-16 en agosto y 19-12 en septiembre-octubre.
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“Me siento feliz, de saber que le he dado tanta alegría a Venezuela, sólo de conseguir este trabajito. Ojalá y el próximo año venga campeón para que estén más orgullosos, porque eso es lo que queremos todos los venezolanos quienes estamos en Grandes Ligas. Queremos que se sientan orgullosos de nosotros, como nosotros lo estamos de ustedes”, comentó hace dos temporadas cuando compartió con los medios su nombramiento como manager. Ayer vino a cumplir su promesa de traernos la Copa de los Campeones de la Serie Mundial y a decirnos que se siente orgulloso de su desempeño y de ser venezolano.

Guillén comenzó su andar en las mayores con los patiblancos en 1985, cuando acaparó el reconocimiento de Novato del Año. Luego se afianzó en el campo corto del equipo de Chicago. Se convirtió en uno de los shortstops más cotizados de la Liga Americana. Solvente y rápido con las manos, veloz en sus movimientos, estilo muy particular y una gran soltura para desenvolverse en el campo fueron algunas de las descripciones más comunes de su juego. Su característico entusiasmo para jugar y crear un ambiente de camaradería en el dugout siempre fue conocido. Fue seleccionado en tres oportunidades para el Juego de las Estrellas (1988, 1990, 1991) gracias a su habilidad para hacer espectaculares jugadas consideradas de lujo en el hueco del campo corto.

El venezolano fue muy bueno a la defensiva y ganó el Guante de Oro de la Liga Americana en 1990. A la ofensiva bateó 1.764 hits y dejó promedios de .264 durante 16 temporadas. Muchos conocedores aseguran que el haber coincidido en la época en la que figuraban algunos de los mejores campocortos de todos los tiempos, como Carl Ripken Jr, Tony Fernández y el también criollo, Omar Vizquel, le impidieron conquistar una buena cantidad de manoplas doradas y un mayor reconocimiento en el mundo del beisbol.


PATROCINIOS

Ante una una pregunta que requería la contextualización del beisbol latinoamericano con respecto al beisbol de los Estados Unidos, ejemplo México, cuyos uniformes tienen innumerables parches pertenecientes a sus patrocinantes, Guillen distinguió la diferencia de nivel entre el mercado del negocio del beisbol de EEUU y el de AL, aduciendo al hecho de que en AL se requiere del concurso de la Empresa Privada a nivel masivo y no selectivo, sin importar el tipo de de producto que patrocine la actividad.

“Lo importante es lo que representa el beisbol para los latinoamericanos. Si no contáramos con el respaldo de empresas como Polar, en Venezuela hace rato no podríamos jugar beisbol. Es más, me atrevo a decir que se acabaría el deporte, porque es poco lo que se invierte aquí en esta actividad desde el Estado y el deporte requiere de dinero, de equipos y de trabajo de mucha gente. Si hay pocas empresas privadas que invierten en el deporte y con leyes y obstáculos le quitan a las empresas la oportunidad tan siquiera de tener publicidad a cambio de su aporte, las empresas se iran retirando y de alguna manera nos iremos quedando sin él. De verdad que a los niños y los jóvenes del paìs les voy a desear mucha suerte si la empresa privada empieza a retirar su apoyo al beisbol y al deporte en general” completó Guillen.

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